María Martí

Hola, soy María. Recuerdo que desde muy pequeña tenía una sensibilidad peculiar hacia las personas, me preocupaba por los niños, la desigualdad, era muy intuitiva. A medida que fui creciendo pensaba que servir era lo que “mejor” se me daba, al menos era lo que más disfrutaba y llenaba vacíos que tenía, sobre todo en la adolescencia. Por situaciones familiares, a mis 14 años comencé a ir a terapia por al menos 5 años, pues además de los conflictos en casa, me daba cuenta que habían otras que también me afectaban (postiva y negativamente). Descubrí en este espacio que conocerme era lo más rico y lo más importante que tenía para hacer. Decidí entonces estudiar psicología para servir a los demás como pudiera y para entenderme a mi misma; aunque los profesores insistían que el que estuviera estudiando esa carrera para conocerse así mismo, estaba equivocado…yo creo que los equivocados eran ellos, por supuesto no me reconocería totalmente, pero me ayudaría a entender cada vez más aspectos  míos, patrones de comportamiento, vacíos, entender a mis padres (una tarea bastante complicada)…entender cómo funcionaba la psiquis era un poco más fácil cuando me ponía de ejemplo. Más adelante tomé la decisión de estudiar el enfoque de psicología humanista.

Al salir de la universidad trabajé para una fundación de niños que opera para el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, acompañando un programa de prevención de violación de los derechos de los niños. Aquí decidí que quería continuar mis estudios con la población infantojuvenil. Descubrí que lo que me ha venido sirviendo a mi para sanarme, podría servirle a otros. Me gradué entonces de un máster en psicopatología infantojuvenil, haciendo mis prácticas en la Unidad de Salud Mental Infanto-Juvenil y en la Unidad de Salud Mental Perinatal del Hospital Clínic de Barcelona. Aprendí la importancia de trabajar en familia, en grupo, a escuchar verdaderamente las necesidades de los niños, sus emociones y validarlas. Aprendí que es más importante trabajar en lo que se tiene para lograr nuevas formas que permitan adaptar a la persona al entorno cuando este no es posible cambiarlo. Aprendí que el amor y la paciencia es la clave para los verdaderos cambios. 

En el 2021 decidí crear mi propio espacio que se caracterice por los valores que yo considero clave en la relación con los demás: la empatía, la generosidad, la lealtad y el compromiso. Esto resume para mí, un espacio seguro para el aprendizaje y el desarrollo personal, sin juicios. Donde se pueda vencer miedos, poner nuestros límites a prueba. Conocerse, aceptarse y apreciar el ser imperfectos.

En el año 2022 decidí comenzar una formación en el Instituto Carl Rogers como psicoterapeuta humanista integradora individual y de grupo, fue una experiencia transformadora en todos los niveles, aprendí a exponerme sin romper mis límites de seguridad, vencí miedos y lo más importante gané más confianza en mi. Me llevé herramientas que me han permitido profundizar en procesos con mis clientes, de forma segura y amorosa.

Llegar aquí me ha tomado tiempo y esfuerzo no solo en el plano profesional, pero en lo personal, me he comprometido en mi crecimiento personal, lo que me permite trabajar desde la experiencia, desde la sanación (que por supuesto es un trabajo continuo), desde la vulnerabilidad, la imperfección, el goce y sobre todo desde el amor, siendo versátil, flexible, creativa y diversa en la metodología o forma de trabajo.

Espero, compartir información útil sobre diferentes temas que afectan (no precisamente de manera negativa) nuestra vida, nuestra psiquis, nuestro espíritu y que de verdad creamos que la psicoterapia no es necesaria únicamente en la “enfermedad y la neurosis”, es para todas y todos.

Gracias por leerme, aspiro aprender muchísimo de este proyecto.